lunes, 9 de julio de 2012

Las crónicas de Pikachu





Erase una vez en pueblo Paleta, un joven que no quería ser entrenador pokémon, era un rebelde que nunca hacía lo que hicieran los demás. Ese joven se llamaba Rojo. 

El profesor Oak tenía preparado un pequeño Pichu para Rojo, pero Rojo lo rechazó, diciendo que los que son entrenadores no son más que unos conformistas que hacen lo que la televisión les ha enseñado que es lo correcto. Pero aún a pesar de que no quería ser entrenador, sabía que el profesor Oak abandonaría a Pichu en una Pokera (un símil de perrera), por lo que lo acogió como mascota. 

Al principio la madre de Rojo estaba muy enfadada con él, por no hacer lo que hacían los demás niños. Rojo tampoco era buen estudiante, ya que consideraba el colegio como algo innecesario en su crecimiento. Rojo se pasaba los días escuchando música y dibujando en el jardín de su casa, pero su madre se lo prohibió cuando Rojo le comunicó su decisión de no ser entrenador. 

Su madre le castigó sin MP3, sin paga y sin salir de casa hasta que no encontrara un trabajo o empezara a sacar buenas notas. Rojo se negaba a estudiar, y era muy joven para encontrar trabajo. Por el aburrimiento que tenía, y por la marcha de su mejor amigo, Azul, empezó a forjar una gran amistad con Pichu. 

 

Muchas veces Rojo y Pichu se escapaban por la ventana y se iban por ruta 1 para disfrutar del campo. A diferencia de otros, cuando Rojo veía a pokémon salvajes no luchaba con ellos, sino que jugaba con ellos. A pesar de que Pichu nunca estuvo en una combate, sus habilidades físicas aumentaron mucho por todo el tiempo pasado en el campo, al igual que Rojo, que con los años se convirtió en un chico muy fuerte y con mucha agilidad, gracias a todos las horas dedicadas a jugar con Pichu y los pokémon de ruta 1. 

Un día, en el colegio, el profesor de gimnasia se dio cuenta de las facultades físicas de Rojo al verle jugar a fútbol en el recreo. Le convenció para apuntarse al equipo de fútbol del pueblo, y a su madre le gusto la idea, con suerte su hijo conseguiría ganarse la vida de futbolista. 

Cuando se apuntó por fin tuvo una motivación, por lo que se entrenó muy duramente con Pichu para ser el mejor jugador posible. Rojo tuvo una mejora considerable en su habilidad con el balónpié, y Pichu evolucionó a Pikachu. 

Con los años Rojo ascendió al equipo profesional, y el equipo profesional llegó a la 2ª división de los 5 grandes continentes pokémon. Fue uno de los jugadores más destacados de su equipo, lo que hizo que consiguiera una oferta del Psíquicos F.C., el equipo más fuerte de ciudad Púrpura. No pudo rechazar la oferta, y se trasladó a dicha ciudad. Pero Pikachu se quedó en Pueblo Paleta, en la casa que le ofrecían a Rojo en Ciudad Púrpura no se podían llevar mascotas, y aún no tenía dinero suficiente para comprarse él mismo una casa.
 

Rojo se fue, prometiéndole a Pikachu que volvería a verle todas las veces que pudiera y que le llevaría a Ciudad Púrpura en cuando pudiera. 

La madre de Rojo respiró aliviada cuando su hijo se fué, nunca aguantó su carácter rebelde. Pikachu sabía que no le quedaba mucho tiempo en esa casa: ahora que era un pokémon más grande comía mucho más, y la madre de Rojo no le tenía ningún cariño. A los pocos días de la marcha de Rojo, su madre le abandonó. 

Pikachu estuvo un tiempo comiendo de las sobras de la madre de Rojo, además de que ya no iba al bosque a jugar con los demás pokémon porque le daba miedo ir él solo. Esto hizo que se volviera mucho más débil y empezó a tener una seria falta de nutrientes. 

Estaba siempre atento de los coches que se acercaban a la casa de Rojo, esperando que alguno fuera su amigo haciéndole una visita a su madre. Después de varios meses, Rojo volvió. Estuvo observando desde fuera la conversación que tuvo con su madre, y cuando su madre le dijo que había abandonado a Pikachu, Rojo no mostró ninguna pena. Es más, puso cara de alivio. Pikachu se entristeció mucho por esto, pero aún así esperó pacientemente hasta que Rojo saliera de su casa. 

Cuando Rojo salió, Pikachu corrió hacia él con todas las energías que pudo. Rojo le acarició, y le dijo que no podía llevarle con él, ya que le estaba yendo muy bien y a lo mejor se cambiada de equipo. Pero Pikachu le conocía muy bien, y sabía que mentía. Rojo se subió a su coche y no le volvió a ver nunca más. Pikachu comprendió que Rojo no era un rebelde, se hacia el rebelde para que no le compararan duramente con Azul. 

Después de esto, Pikachu siguió comiendo de las sobras, hasta que un día la madre de Rojo se dio cuenta y puso verjas en el jardín. Forzado por esto, Pikachu volvió al bosque con la esperanza de que sus viejos amigos pokémon se acordaran de él y poder vivir ahí. Pero a las pocas horas se dio cuenta que lo que les gustaba a los pokémon del bosque era Rojo, no él. 

Unos días después, Pikachu estaba muy desnutrido y muy débil, solo comía setas, alimento insuficiente para un Pikachu adulto. De repente, Azul le vio, y al darse cuenta de lo débil que estaba le lanzó una pokeball sin pensárselo. Pikachu hizo todo lo posible por huir, pero tenía muy pocas fuerzas para escapar.
 
 
Después de eso, estuvo unos cuantos días ahí encerrado, sin saber qué pasaba. Estaba como dormido, ya que no necesitaba comer ni orinar, pero a la vez no podía moverse. Empezaba a desesperar, cuando Azul le sacó de su pokeball. 

Primero le enseñó unos cuantos ataques, le habló sobre las estrategias que usaría con los demás pokémon y empezó a entrenarlo. Pikachu nunca había peleado con otro pokémon, pero a los pocos días ya empezaba a sentirse poderoso. Azul era el campeón de Kanto, y quería un pokémon eléctrico para derrotar a los Zubat del Team Rocket. 

Según decía Azul, los Team Rocket eran unos malvados por usar a sus pokémon como armas, sin darse cuenta que él mismo utilizaba a los pokémon como arma. A Pikachu no le gustaba nada pelear contra otros pokémon, no quería hacer daño a nadie, pero si desobedecía a Azul le metería en la Pokeball durante incontables días, o peor aún, le abandonaría. Por ello Pikachu obedecía a pesar de que le dolía hacer daño a otros pokémon.

En una noche lluviosa, le dio tal descarga a un Rattata que lo mató, lo que hizo que Pikachu llorara incontroladamente. Azul decía que era una pena, pero que debían de continuar, ya que Giovani estaba cerca. Al ver el poco respeto que tenía Azul hacia los pokémon salvajes, usó su movimiento “ataque rápido” para embestir a Azul, cogerle una de sus pokeball con el pokémon con el que solía conjuntar y escapar con “agilidad”. 

Pikachu corrió, tanto como pudo. Una vez que recupero las fuerzas, sacó al pokémon de su pokeball, y salió un Graveller. Pikachu le contó a su amigo lo ocurrido, y ambos decidieron ir a por Azul para liberar al resto de los pokémon de su equipo.
 


Entraron a la cueva donde estaba el escondite de Giovani, y vieron por el suelo un gran número de pokémon debilitados. Les preguntaron qué había pasado, y al parecer Azul sacó a su Arcanine, su pokémon más poderoso, para pagar su enfado con los pokémon salvajes. Pikachu y Graveller cargaron llenos de furia contra Azul. 

Cuando lo encontraron, vieron a Arcanine peleando con el Persian de Giovani. Al parecer, Arcanine se había quedado sin puntos de poder por atacar a todos esos pokémon salvajes anteriormente, por lo que cayó ante Persian, a pesar de ser un pokémon más débil. Azul le azotó e insulto fuertemente, acto que hizo que Pikachu y Graveller se lanzaran a por él sin vacilar. Una vez acabaron con él, fueron contra Giovani. 

Una vez los pokémon de ambos fueron liberados y recuperados, enterraron los cuerpos sin vida de los entrenadores. Uno era el campeón de Kanto, y otro era el jefe del Team Rocket, sabían que los humanos irían a por ellos y los matarían. 

Así que Pikachu, al mostrar su iniciativa y su inteligencia, fue elegido el líder de ese grupo de pokémon. Pikachu y los demás decidieron juntase con los pokémon de la cueva y del Bosque Verde para atacar Ciudad Verde y Pueblo Paleta, los dos sitios donde más peligro tenían de ser atacados al ser la tierra natal de Azul y Giovani. Su ataque fue directamente a los entrenadores, para poder liberar a los pokémon de estos. Poca gente murió, pero la mayoría de los pokémon entrenados fueron liberados.
 

Al ver que superaban en número y en poder a los humanos, los pokémon liderados por Pikachu y los demás siguieron por Kanto liberando a los pokémon de los entrenadores. Los humanos empezaron a usar armas de fuego, lo que hizo que la batalla fuera mucho más sangrienta, muriendo muchos pokémon y humanos. 

Un día llegaron a Ciudad Púrpura, y Pikachu estaba decidido a ir por Rojo. No fue difícil llegar hasta él, muchos pokémon poderosos como varios Charizard le servían como alas a Pikachu. 

Una vez que lo tenía delante, Pikachu fue incapaz de atacarle. Estaba claro que Rojo no le reconocía, ya sea porque se olvidó del amigó que abandonó tantos años atrás o por el miedo que se reflejaba en sus ojos. Pikachu le dio la espalda y dejó que los Charizard se encargaran de él. 

Muchos años después, los pokémon dominan los 5 grandes continentes pokémon, y ahora son los humanos los que viven de manera salvaje, ya que gracias a los pokémon psíquicos se ha creado una especie de civilización pokémon. La gran diferencia es que los pokémon dejan en paz a los humanos, no como hacían ellos, exceptuando a los pokémon que necesitan grandes presas, como los Gyarados, los Charizard o los Hydreigon.
 

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