martes, 4 de septiembre de 2012

Crítica literaria - Canción de fuego y hielo: Festín de cuervos


Después de leerme a una considerable velocidad Juego de tronos, Choque de reyes y Tormenta de espadas, puedo decir que Canción de fuego y hielo es una saga que cada vez gusta más. Si has tenido paciencia para leerte el primer libro, sin duda tendrás paciencia para leerte el segundo, y cogerás con aún más ganas el tercero. Este cuarto libro lo cogí con unas ganas tremendas, siendo sin duda el que más rápido he leído, e irónicamente, es el que menos me ha gustado.

La razón es simple: la mayoría de personajes que eran protagonistas en las anteriores novelas ni tan siquiera son mencionados. Y no solo eso, sino que, como dice George R.R. Martin en el epílogo, no narra sus aventuras porque las deja para la siguiente entrega, Danza de dragones. En mi opinión personal, esto es un fallo, ya que no me explican detalles de la historia que querría saber, es lioso, y para colmo, mis tres personajes favoritos (Jon, Daenerys y Tyrion) son tres de los que han quedado fuera.


Pero no es conveniente exagerar, como si han hecho los críticos, ya que lo que hay que criticar es lo que se tiene, y no lo que no se tiene. Como de costumbre, las palabras y descripciones son excelentes, muy físicas, ayudando en gran medida a transladarnos al mundo de Canción de fuego y hielo. Los personajes que pasan de ser secundarios a principales (concretamente Cersei, Brienne y Samwell) cumplen con creces, teniendo unas personalidades bien definidas y creíbles.

Además de los personajes principales, ha añadido pequeñas historias a modo de relato de personajes secundarios, en las que se explica en primera persona los acontecimientos de Dorne y Las islas del Hierro. Sin duda, esta es una gran idea, ya que nos explica cosas muy importantes que en los anteriores libros solo se comentaban de pasada.


También quiero destacar los escasos momentos sexuales, que al igual que en la serie televisada, no se corta ni un pelo, pero en esta ocasión le ha añadido unos pequeños matices románticos que me han parecido preciosos. En una historia tan llena de oscurdidad y violencia como ésta, se agradece gratamente pequeños momentos de relax como estos.

En resumen, Festín de cuervos técnicamente es un libro casi perfecto en su lenguaje, expresando perfectamente lo que quiere contar, pero por desgracia, no se puede evitar la sensación de que los únicos capítulos realmente interesantes de toda la novela son los 5 últimos.

Nota: 8'5/10
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