miércoles, 12 de marzo de 2014

Crítica cinéfila - 300: El origen de un imperio


300 no será recordada como una obra maestra con el paso de las décadas, pero si que tendrá un espacio en la historia del cine como una de las grandes inspiradoras en la acción épica y fantástica de esta era. Muchas películas, series y videojuegos han plagiado su estética y su forma de rodar, siendo muy pocas (por no decir ninguna) las que han logrado estar al nivel. Ahora, tras más años de lo normal en lo que se refiere a la maquinaria de secuelas de Hollywood, nos llega su secuela (más bien sería una precuela/spin-off), y como si una de sus imitadoras se tratara, es prácticamente calcada a la original.

¿Malo? No tiene por qué. Repasemos lo bueno de la primera entrega: personajes carismáticos, música muy atractiva, historia no muy compleja pero si bien contada, muy hermosa visualmente y sobre todo, escenas de acción muy bien rodadas.


Para empezar, los personajes no son demasiado carismáticos. Temistocles como protagonista no tiene ni de lejos la fuerza que si tenía Leónidas, y para colmo, Sullivan Stapleton me parece un actor demasiado soso como para encabezar una película como ésta. Eva Green se está llevando los mayores halagos por su personaje de Artemisia, pero si he de ser sincero, me parece una villana arquetípica, predecible hasta el extremo y para colmo, no tan guapa como nos lo pretenden mostrar. Si, tiene unas buenas tetas glándulas mamarias, pero lo que importa es el conjunto. El resto de personajes aparece muy poco, por lo que no me importa demasiado que su carisma sea nulo.

El guión, sin parecerme malo, tampoco alcanza ese elevadísimo nivel de épica al que si que llegaba la primera parte. Esto se debe por dos razones: la primera, no tiene un cómic en el que basarse, y segundo, no está Frank Miller escribiendo, tal y como hizo en la primera. ¿Qué nos deja esto? Conversaciones un poco raras al escuchar a gente de la Grecia antigua decir palabrotas o expresiones como "meneartela". Ojo, la historia no está mal contada, pero tiene ciertas irregularidades.


Y a pesar de todo, me lo he pasado en grande. Las escenas de acción casi llegan al nivel de perfección de la primera parte (lástima que esa moda de "cámara al hombro" se haya trasladado incluso a la guerra antigua), las coreografías están muy bien pensadas y el uso de la cámara lenta es excepcional. Por mucho que en los anteriores párrafos le haya visto fallos en diversos apartados (siempre comparándolo con la película original, que quede claro), lo que he ido a ver son peleas, desmembramientos, tetas, sangre y música épica, y que duda cabe de que me han dado justo lo que he ido a buscar.

No me hacía demasiada gracia el anuncio de una secuela de 300, ya que el final de la susodicha es lo suficientemente cerrado como para no necesitar continuación, pero al ver 300: El origen de un imperio, solo tengo ganas de que estrenen la tercera parte.

Nota: 7/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario