martes, 16 de febrero de 2016

[Episodio piloto] - Vinyl


Se supone que esta sección es para comentar episodios piloto de series, dar mi impresión de si me ha parecido bueno y si merece la pena continuar con los siguientes capítulos, pero este es un caso especial. Para empezar, dura la friolera de 108 minutos, más que algunas películas, y además, salvo alguna trama que se queda en el aire, su desarrollo es como el de una historia completa: presenta a los personajes, les da una motivación y el final podría considerarse como cerrado.

Supongo que si este episodio piloto tiene tanto empaque es gracias a la genial labor de dirección del mismísimo Martin Scorsese, que vuelve a la HBO tras Boardwalk Empire, nuevamente escrito por Terrence Winter.


La trama nos sitúa en los años 70, en medio de todo el mundillo de las discográficas, y vemos el drama de un empresario que ve como lo que ha creado con amor se ha corrompido por culpa del dinero. El protagonista es Bobby Cannavale, un actor que siempre ha estado muy encasillado, y ahora que le han dado un papel protagonista, me ha sorprendido por la capacidad que tiene de transmitir estados de ánimo tan dispares. También salen unos pocos minutos Olivia Wilde y Juno Temple, y aunque están un escalón por debajo de Bobby Cannavale, sus personajes son lo suficientemente interesantes como para que tengan oportunidad de lucirse.

La narración está desordenada cronológicamente y no todo lo que cuentan se ve en pantalla, haciendo que el espectador tenga que unir piezas en su cabeza, lo cual viene de perlas a la hora de meterse en la historia. Además, al contrario que otras historias de este tipo, no resulta presentuoso ni difícil de comprender, algo solo alcanzable para los grandes genios.


¿Recomiendo el piloto? Un rotundo sí, de principio a fin es una gozada, pero tengo mis dudas de si me gustaría que siguieran con ésta tónica el resto de capítulos. Para empezar, esa estructura desordenada no le quedaría nada bien a un episodio tradicional de 40 minutos, y las abundantes escenas musicales cortarían el ritmo que se supone debe seguir semana a semana. Como presentación de la historia ha sido ejemplar, ahora falta ver como es la ejecución.

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