lunes, 7 de abril de 2014

Crítica cinéfila - Noé


Darren Aronofsky, el hombre tras Pi, Réquiem por un sueño, La fuente de la vida, El luchador y Cisne negro. Menudo currículo, ¿verdad? Hay películas suyas que me gustan más y otras que me gustan menos, pero lo que es indudable es que todas tienen un sello personal muy característico. Todas con un presupuesto muy humilde (a excepción de La fuente de la vida, sin ser ninguna superproducción), lo que le permitían que su director tuviera cierta libertad creativa, pero Noé, en cambio, es toda una superproducción (130 millones de dólares), lo que deja con una gran duda: ¿Darren Aronofsky se ha vendido, o seguirá siendo un autor, pase lo que pase?

Hay muchos elementos que no se saben para que están, esa es la realidad. Seres extraños de piedra, un villano sin carisma y sin fuerza, batallas multitudinarias, un protagonista que será el elegido de Dios, pero es toda una máquina de matar... Elementos que están para vender la película, esto es así. Pero no me molesta, ya me lo esperaba, y en cierto modo, si lo comparamos con la acción metida con calzador que había en otras películas como Alicia en el país de las maravillas o Blancanieves: La leyenda el cazador, Noé sale ganando por goleada.


El problema está en la forma de plantearnos los conflictos de los protagonistas y en la forma de presentarlos: el personaje de Anthony Hopkins simplemente pasaba por ahí, sin ninguna explicación del porque de sus poderes o de como puede seguir vivo; el hijo mediano de Noé no sabe nunca donde posicionarse, el malo sobra en buena parte de la historia (además de tener discursos mucho más coherentes de Noé, pero la película nos fuerza a creer que es el malo per se)...

Técnicamente, tenemos más irregularidad. Los paisajes son preciosos, ídem con la música (muy buena composición de Clint Mansell, aunque tal vez muy parecido a La fuente de la vida). El problema viene cuando hay primeros planos, ya que se hacen uso de la técnica conocida como "cámara al hombro", lo que se traduce como imagen que no deja de moverse y con tendencia a marear al espectador. En una película con mucha acción se puede perdonar, pero no en una película con un ritmo tan lento y reflexivo. Hay ciertas escenas donde se nota el talento de Darren Aronofsky en el aspecto visual (en especial la de la creación del universo), pero no dejan de ser excepciones.


Russel Crowe es tal vez el único que salva la función, con una interpretación muy coherente con el tono de la película y sin quedar ridículo en los momentos que habla solo (o como los religiosos prefieren pensar, con Dios). Por desgracia, incluso aquí hay una irregularidad importante, ya que tanto él como Jennifer Connelly (actriz a la que nunca se le ha reconocido su talento, a pesar de tener un Oscar) hacen un trabajo notable, pero el resto de los intérpretes pecan de sobreacctuación y tener un físico poco acorde con la época en la que se desarrolla la acción.

¿Qué me ha parecido Noé? Una película irregular, con pequeños momentos de brillantez pero sin llegar nunca a deslumbrar. Y es una verdadera pena, ya que es el primer tropiezo de Darren Aronofsky, y ha sido con una superproducción que está recaudando muchísimo dinero. ¿Su siguiente película volverá a su estilo personal o se ha metido en la maquinaria de los blockbusters para siempre? Solo con el tiempo lo sabremos.

Nota: 5'9/10


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